Poco después de la puesta de sol nos encontraremos en el punto indicado, situado a escasos metros del observatorio natural del bosque vetón de Cabezabellosa.

Junto a este robledal en el que se establecieron los vetones en época prerromana se emplaza un lugar ubicado a 900 metros de altitud donde, tras el ocaso, el firmamento se abre como un libro para mostrarnos todos los secretos de los astros.

Gracias a la nitidez que nos proporciona la montaña y la ausencia de contaminación lumínica podremos divisar la bóveda celeste y sus estrellas más importantes. Conoceremos los nombres y significados de las constelaciones, descubriremos nuevos cuerpos celestes y escucharemos algunos mitos ancestrales relacionados con la cosmología.

Observaremos las estrellas también desde una perspectiva científica, aprendiendo los procesos físicos que las originan. El magnánimo universo no tendrá secretos para nosotros.

Después de dos horas, daremos por concluida la actividad regresando al punto de partida.